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«Cualquier persona, bien sea hombre o mujer, que esté en una relación en la que su pareja le insulta, le falta el respeto, la denigra, o la humilla, es una persona que sufre maltrato psicológico...», determina Silvia Congost, psicóloga especializada en el tratamiento de la dependencia emocional y autora del libro «Cuando amar demasiado es depender» (Oniro). Pero esto no llega de un día para otro. Muchas veces la dependencia emocional precede al maltrato psicológico, asegura esta experta. «En esos casos, la persona afectada acostumbra a ser la última en darse cuenta y la más sorprendida al verlo en general, ya durante el proceso terapéutico en el que se analizan los detalles de su relación», añade. Lo más grave, prosigue Congost, es que las personas que sufren este tipo de maltrato psicológico se vuelven cada vez más dependientes. «Cada vez más ven las agresiones como algo natural, habitual, se acostumbran a ello, hasta tal punto de que les cuesta muchísimo salir de allí. Incluso hasta el punto que a menudo te dicen que no están seguras de si quieren abandonar al otro en realidad. Evidentemente quieren salir, pero su nula autoestima las confunde y las bloquea».
Estas son, a su juicio, las características de una relación con maltrato psicológico:
—Te anulan la autoestima: te dicen o te hacen sentir que no sirves para nada, que eres un o una inútil, te ningunean, te desprecian. Esto, a su vez, hará que no te sientas «capaz de irte», de acabar con aquello, puesto que piensas, ¿a dónde voy a ir?
—El maltratador/a te da órdenes que tienes que obedecer y sientes que no tienes ninguna opción de quejarte o de expresar disconformidad, porque va a ser peor.
—No te permite ser quien eres, hacer las cosas que te gustan, ir a los sitios que te hacen disfrutar.
—Te van alejando cada vez más de tu gente, te hablan mal de tu familia, de tus amigos, y de todos los que te quieren hasta que te quedas sola/o.
Te juzgan: lo que tu haces, cómo eres, cómo hablas... Te llevan a que cambies.
—El maltratador/a te culpa de lo que sucede, incluso de cosas que te son ajenas, haciéndote responsable de todo lo malo que hay en su vida. Aunque sean cuestiones del todo irracionales.
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