El Banco Central de Venezuela cerró su balance financiero de 2012 con 25.600 millones de bolívares. Seis meses más tarde, en junio de 2013, las reservas habían descendido a 24.300 millones de bolívares.
La baja no sería tan pronunciada si no fuera por la fuerte devaluación que se aplicó en ese lapso, por la cual la cotización del dólar pasó de 4,30 a 6,30 bolívares. Así, las reservas medidas en la divisa estadounidense bajaron de 5.900 millones a 3.900 millones.
La creciente demanda de dólares desatada por la inflación galopante que atraviesa el país, que se disparó al 42% anual, es la principal causa de la sangría que sufre el Banco Central.
A esto se suma un rendimiento insuficiente de las divisas ingresadas por las exportaciones petroleras.
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