Todo el ruido que ha acompañado a la portería del Real Madrid en los últimos meses se transformó en silencio absoluto a los 11 minutos del partido frente al Galatasaray. En ese momento Iker Casillas, que volvía a la portería blanca en partido oficial ocho meses después, miró a la banda entre gestos de dolor y pidió el cambio.
El capitán había recibido un golpe fortuito de Sergio Ramos en el costado izquierdo. El primer parte médico habla de una "contusión en la parrilla costal izquierda", descarta una rotura y habla de una posible fisura. Aunque hay que esperar a las pruebas que se le realicen en Madrid para establecer el tiempo exacto de recuperación, Ancelotti fue optimista tras el partido: "He hablado con él y no es preocupante. El miércoles veremos, pero en principio es solo un golpe". "Ha sido muy mala suerte, hizo una gran parada demostrando que está en buena forma, espero que en tres o cuatro días todo esté bien", valoró el técnico.
Con el rostro contrariado, Iker esperó la asistencia de los médicos blancos, mientras Ancelotti mandaba calentar a Diego López. Con un aparatoso vendaje, regresó al césped, intentó continuar, pero su cuerpo le obligó a retirarse cuando se cumplía el primer cuarto de hora. Otra vez Diego López recogía los guantes.
El recuerdo del 23 de enero
La última vez que había portado el brazalete, el 23 de enero en la Copa del Rey en Mestalla, Arbeloa frenó su progresión con una involuntaria patada en la mano izquierda. Durante la lesión, el Real Madrid fichó a Diego López y José Mourinho mantuvo su preferencia por el gallego cuando Casillas se recuperó. También Carlo Ancelotti optó por el Diego para la Liga y reservó la competición europea para Iker, que volvía al césped en Estambul.
En el Ali Sami Yen fue Sergio Ramos, compañero también en la Selección, quien le devolvió a la enfermería. Fue una jugada sin aparente peligro en el primer minuto. Un centro de Riera desde la izquierda, sencillo para el portero. Iker salta y mientras sujeta el balón, el defensa sevillano impacta en su costado izquierdo. Antes de marcharse, tuvo tiempo de hacer una buena parada a Felipe Melo, que estuvo a punto de inaugurar el marcador.
Después del partido, Diego López quiso solidarizarse con Iker: "Primero estoy jodido por la lesión de un compañero. Me di cuenta ya en el campo. Fue un golpe. Se echó la mano al costado y vi que era doloroso". El portero gallego calificó la acción como "dolorosa" a pesar de no parecer aparatosa en un principio: "Es una zona delicada. Si te meten el codo, por ejemplo, te hace mucho daño", indicó el guardameta, que rechaza vivir con presión la convulsa situación en la portería.
El último mensaje de apoyo al capitán llegó de boca de Cristiano Ronaldo. "Ha tenido la mala suerte de la lesión, pero estoy seguro de que se recuperará y ayudará al equipo. Es una persona muy fuerte", ratificó el genio de Madeira.
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