Vaya por delante que el partido fue otro tras el 'controlazo' de Isco del primer gol. La primera 'toma de Constantinopla' del Real Madrid de su historial -allí no había ganado nunca- no pudo acabar más atronadora, una exhibición de llegadas por el centro, un tsunami a favor con la potencia desbordante de su artillería demoliendo a una defensa de calamidad. Porque la coraza del 'Galata' tuvo una endeblez crónica con dos centrales de ruina -Chedjou y Nounkeu- que contagiaron al resto, acabaron masacrados por la viveza de Cristiano, que selló un hat-trick, Benzema -bigoleador-, Isco, Di María... martillos pilones. Cometieron una cantidad industrial de errores que dejaron a Muslera, el internacional uruguayo, vendido, indefenso. Qué cosa. El estreno en Champions llegó a la media docena después de una primera mitad de descontrol, mala por parte del visitante. [Narración y estadísticas: 1-6]
Al Real Madrid le llegan sueltos a su área, se presiona poco arriba, por ahora deficiente en su control del escenario. Sufrió el sistema nervioso de los blancos en Villarreal y lo volvió a padecer en un Ali Sami Yen un buen rato, donde ya padeció 20 minutos groguis en el 3-2 del curso pasado en cuartos. Mala entrada como la de Casillas, al que lo ha mirado un tuerto. El portero volvía a la titularidad y sólo pudo responder a un trallazo desde el patio lejano de Felipe Melo al inicio. Casi seguido se lesionó por un golpe en el costado en un salto con Ramos. Intento aguantar pero.... No fue un espejismo: se retiró al minuto 14 tras ser vendado dos minutos antes. Un Madrid sin Bale ni Illarramendi de inicio, con Arbeloa ya recuperado de sus molestias musculares, pero jugando a banda cambiada, de lateral izquierdo con Carvajal en el derecho. Hubo ratos malos y feos, de descontrol blanco, sin amasar nada de balón al primer toque en velocidad. Se destiñó el Galata cuando recibió el primer golpe, hasta entonces fue mejor.
El 'controlazo' de Isco
El Real Madrid padeció la modorra antes de su gran gol por un control orientado de Isco con el envío maravilloso de Di María. Se salvó de encajar el primero en contra en una diagonal de Sneijder que rompió el fuera de juego. Y, sobre todo, por una sensacional estirada abajo de Diego López evitando el sofocón en un fantástico cabezazo picado de Felipe Melo. Sobrevivió en el alambre hasta que el Fideo, cuando más feo estaba el asunto, soltó una banana zurda de 30 metros que Isco pinchó en el balcón del área reencarnado en Zidane, orientadito y todo para colocarla raseada de un palo a otro palo, golazo.
La función era mala de solemnidad y muy trabada, choques y a las guerrillas del balón dividido. Una cantidad industrial de balones al contrario por ambos bandos, varios trabones, entre ellos uno sin control de Pepe que sacó del campo a Drogba por un topetazo en el hombro que lo dejó KO en un salto. Le costó la amarilla al excesivo portugués y al poderoso marfileño dejar el terrero con dolores y maldiciendo. Cuatro minutos de descuento en el que Cristiano se empachó tras recibir un regalo de Isco que no tuvo la devolución pertinente. Prefirió fusilar casi sin ángulo con Isco y Benzema en zona franca de remate. Eligió la peor opción. En la segunda parte se desquitaría.
Festival en la segunda parte
El 'emperador' Terim cubrió la baja de Drogba por el marroquí Amrabat, al extremo izquierdo. Y cambió su dibujo, valiente pero temerario con su centrales haciendo aguas por el medio constantemente. Sneijder se colocó de mediapunta por detrás de Yilmaz, dos líneas de cuatro, y su grupó ejemplificó el calvario. El Madrid tuvo una doble ocasión en un balón servido por Modric para Di María. El fideo burló al defensor en una baldosa pero se la sacó Muslera, que volvió a despejar, esta vez en vuelo tremendo, el empalme de Cristiano al rechace. A continuación, un despiste blanco, de desatención con cabezazo de Yilmaz solo como la una. Se le fue rozando. Perdonó el Galata y el desató el poder visitante de golpe.
Dos centrales amigos: Nonqueu y Chedjou
Los turcos remaban hacia arriba cuando un cabezazo defensivo de Pepe en el medio originó otro desastre más entre los centrales del Galata, a los que le pillaron la espalda una y mil veces. Nonqueu despejó horrible hacia la viveza de Di María, que la soltó rápida para la carrera de un Benzema con la directa que coronó en la meta con derechazo raseado, imposible para Muslera. Chedjou no pudo tampoco pillar la matrícula en velocidad al francés.
Acusó el golpe el Galatasaray, que recibió la primera esquela firmada por Cristiano, el tercero, antes de la entrada de Gareth Bale. Esta vez, el amigo Chedjou tiró mal el fuera de juego y permitió la llegada franca de Di María por la derecha. La cabecita de Isco apareció por el segundo palo con un pase mortal para que Cristiano, en la misma puerta del gol, empalmara a placer. El cuarto no tardó en llegar: Bale bota una falta desde la derecha exquisita, Ramos cabecea sin oposición en las barbas de la defensa fantasma y Muslera rechaza como puede. Del rebote se encargó Cristiano, otra vez con la caña a punto en la posición de ariete. Es un imán.
Entró Illarramendi en el Madrid y se fue el delantero turco Yilmaz, tan desmadejado como su grupo después del gol de cabeza que marró, silbado por su fervorosa hinchada en una función convertida en orgía para el Real Madrid, desatado. La manita, el quinto, tuvo su origen en Illarramendi, que entre Bale y Cristiano se la regalaron a placer a Benzema en la boca de gol. Bulut consiguió el tanto de la honrilla turca... Y Cristiano se trajo el balón firmado en un eslalón de área al dejar tirado a dos turcos a golpe de recorte para recetar el sexto. Un mal comienzo no pudo tener más atronador final: 6 goles.
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