Durante los análisis, tomaron bacteria de ocho pares de gemelos idénticos donde uno era obeso y el otro delgado. El usar gemelos permitió que laspersonas tuvieran hábitos de alimentación similares entre sí, por lo cual ese no sería un factor determinante aunque sí importante.
Los ratones que recibieron la bacteria de las personas delgadas perdieron peso, aún y cuando su alimentación siguió siendo la misma. Los que recibieron bacteria de las personas obesas ganaron más peso. Pero mezclaron entonces a los ratones que recibieron la "bacterias delgadas" con los que recibieron las "bacterias gordas". Como los ratones comen heces, pasó algo sorprendente: los ratones gordos que comieron heces de los flacos lograron perder peso pero los ratones delgados que comieron heces de los gordos no ganaron ni medio gramo. Según los científicos, todo radica en la diversidad de bacteria que tienen las personas delgadas y de la cual carecen los gorditos.
Según los médicos, todas las personas nacen con un tracto digestivo prácticamente estéril pero la bacteria empieza a acumularse a partir del nacimiento, desde el momento del parto. Se suman a lo largo de la vida bacterias que se absorben del ambiente familiar así como de los alimentos. Los estudios les permitieron determinar que las personas gordas manejan diferentes cantidades de bacteria que quienes son delgados.
Los científicos de la Universidad de Washington en St. Louis, aseguran que las conclusiones de este estudio les permiten afirmar que es posible que se logre desarrollar (pronto) una terapia personalizada para perder peso mediante el uso de bacterias de personas delgadas.
"Sin duda, es un factor determinante", dijo el doctor David Relman, de la Universidad de Stanford, quien reveló hoy que la flora intestinal además juega un papel importante en la salud de las personas.
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